Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Macabeos 8, 13-27

13 los cobardes y desconfiados de la justicia divina, comenzaron a
escaparse y alejarse del lugar;


14 los demás vendían todo lo que les quedaba, y pedían al mismo
tiempo al Señor que librara a los que el impío Nicanor tenía vendidos aun
ante de haberse enfrentado.

15 Si no por ellos, sí por las alianzas con sus padres y porque
invocaban en su favor el venerable y majestuoso Nombre.

16 Después de reunir a los suyos, en número de 6.000, el Macabeo les
exhortaba a no dejarse amedrentar por los enemigos y a no temer a
la
muchedumbre de gentiles que injustamente venían contra ellos, sino a
combatir con valor,

17 teniendo a la vista el ultraje que inicuamente habían inferido al
Lugar Santo, los suplicios infligidos a la ciudad y la abolición de
las
instituciones ancestrales.

18 «Ellos, les dijo, confían en sus armas y en su audacia; pero
nosotros tenemos nuestra confianza puesta en Dios Todopoderoso, que
puede abatir con un gesto a los que vienen contra nosotros y al
mundo
entero.»

19 Les enumeró los auxilios dispensados a sus antecesores,
especialmente frente a Senaquerib, cuando perecieron 185.000,

20 y el recibido en Babilonia, en la batalla contra los gálatas, cuando
entraron en acción todos los 8.000 judíos junto a los 4.000 macedonios, y
cuando los macedonios se hallaban en apuros, los 8.000 derrotaron a
120.000, gracias al auxilio que les llegó del cielo, y se hicieron con un gran
botín.

21 Después de haberlos enardecido con estas palabras y de haberlos
dispuesto a morir por las leyes y por la patria, dividió el ejército en cuatro
cuerpos.

22 Puso a sus hermanos, Simón, José y Jonatán, al frente de cada
cuerpo, dejando a las órdenes de cada uno 1.500 hombres.

23 Además mandó a Esdrías que leyera el libro sagrado; luego, dando
como consigna «Auxilio de Dios», él mismo al frente del primer cuerpo
trabó combate con Nicanor.

24 Al ponerse el Todopoderoso de su parte en la lucha, dieron muerte
a más de 9.000 enemigos, hirieron y mutilaron a la mayor parte del ejército
de Nicanor, y a todos los demás los pusieron en fuga.

25 Se apoderaron del dinero de los que habían venido a comprarlos.
Después de haberlos perseguido bastante tiempo, se volvieron, obligados
por la hora,

26 pues era víspera del sábado, y por esta causa no continuaron en su
persecución.

27 Una vez que hubieron amontonado las armas y recogido los
despojos de los enemigos, comenzaron la celebración del
sábado,


desbordándose en bendiciones y alabanzas al Señor que en aquel día
les
había salvado, estableciendo el comienzo de su misericordia.